lunes, 17 de octubre de 2016

CARRETERA ABANDONADA.


Ante el inquietante número de accidentes producidos en aquella carretera y la recién abierta autovía, mejor iluminada y más segura, la dirección general de tráfico, decidió cerrarla.                                                                        
En el transcurso de los meses y los años el asfalto que la cubría empezó a erosionarse, agrietarse y a llenarse de baches y socabones, que hacía cada vez complicada la circulación, por aquel acceso abandonado. Entre tanto la etérea y difusa silueta de la chica de la curva seguía esperando cada noche, pacientemente a que algún transeúnte despistado se perdiera, para poder llevarlo como antaño había hecho a la curva, tal y como hacen las sirenas en las viejas historias que contaban los marinos, llevando a los navíos a los arrecifes para hacerlos naufragar.
Jotacé

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